Uno de los momentos más comunes (y también más estresantes) en la crianza es cuando el niño se niega a compartir sus juguetes, materiales o espacio. Esta actitud puede generar conflictos entre hermanos, en la escuela, en reuniones familiares o con amigos, y muchas veces provoca reacciones intensas tanto en los adultos como en los otros niños involucrados.
Pero lo cierto es que negarse a compartir es un comportamiento totalmente normal en determinadas etapas del desarrollo infantil, y no necesariamente significa que el niño sea egoísta, malcriado o que no tenga empatía. Entender lo que hay detrás de este comportamiento es el primer paso para acompañarlo de forma respetuosa y efectiva.
En este artículo, abordaremos por qué los niños no siempre quieren compartir, cómo manejar estas situaciones sin forzar, y de qué manera se puede fomentar una actitud más generosa desde el ejemplo, el juego y el respeto por sus procesos.
¿Por qué los niños no quieren compartir?
1. Etapa natural del desarrollo
Durante los primeros años, especialmente entre los 2 y 4 años, los niños están en una etapa de afirmación del yo. Esto significa que comienzan a entender que son individuos separados, con objetos y deseos propios. En este proceso, los juguetes y pertenencias se convierten en una extensión de sí mismos.
En este momento, compartir no es una habilidad innata, sino algo que se aprende con el tiempo, la experiencia y el acompañamiento adecuado.
2. Necesidad de control
Para muchos niños, compartir implica perder el control sobre un objeto que valoran. Esto puede generar inseguridad, especialmente si sienten que no podrán recuperarlo o si ya han experimentado situaciones en las que no se respetaron sus cosas.
3. Apego emocional a ciertos objetos
Algunos juguetes no son solo cosas para jugar, sino también fuentes de consuelo, seguridad o recuerdos. Esperar que un niño comparta algo que considera muy especial puede resultar injusto si no se tiene en cuenta ese vínculo.
Qué NO hacer cuando un niño no quiere compartir
1. Obligar de forma brusca
Forzar al niño a compartir bajo presión o castigo puede generar resentimiento, ansiedad y desconexión. Además, no le enseña a compartir desde la empatía, sino desde el miedo o la vergüenza.
2. Compararlo con otros
Decir frases como “Mira cómo tu hermana sí comparte” o “Los buenos niños comparten” solo genera baja autoestima y sentimiento de inferioridad.
3. Quitarle el objeto para dárselo a otro
Este tipo de intervención no respeta los límites del niño y puede generar confusión sobre su derecho a decidir sobre sus pertenencias.
4. Usar etiquetas
Llamarlo “egoísta”, “maleducado” o “caprichoso” no solo no ayuda, sino que puede reforzar el comportamiento negativo.
Qué SÍ hacer para fomentar el acto de compartir
1. Modelar el comportamiento
Los niños aprenden más por lo que ven que por lo que se les dice. Si observan a sus padres compartiendo con alegría y naturalidad, es más probable que lo incorporen.
Ejemplo:
“Voy a compartir este chocolate contigo porque me gusta disfrutarlo contigo.”
2. Nombrar sus emociones
Ayudar al niño a entender por qué no quiere compartir y ponerle palabras a lo que siente es fundamental.
Frase útil:
“Veo que te cuesta prestar ese juguete. ¿Es porque te gusta mucho? Está bien sentir eso.”
3. Crear turnos
En lugar de imponer que compartan todo al mismo tiempo, proponer turnos les da estructura y seguridad. Usar relojes de arena, canciones o cronómetros puede hacer este momento más divertido.
4. Ofrecer opciones
Si sabes que ciertos juguetes son muy valiosos para tu hijo, puedes ayudarlo a elegir cuáles prefiere guardar y cuáles sí quiere compartir cuando vengan visitas o salgan a jugar.
5. Validar su derecho a decir “no”
No todo debe ser compartido todo el tiempo. Respetar que el niño pueda negarse en ciertas situaciones también le enseña a poner límites sanos.
Frase útil:
“Está bien si hoy no quieres compartir ese juguete. Podemos explicárselo al otro niño con amabilidad.”
Cómo acompañar en situaciones sociales
En casa
- Establece reglas claras de convivencia y turnos
- Habla sobre la importancia de cuidar las cosas de los demás
- Acompaña sin intervenir demasiado: muchas veces los niños logran negociar por sí solos si se les da tiempo
En espacios públicos
- Lleva juguetes neutros, que no generen tanta carga emocional
- Evita forzar intercambios si notas que tu hijo no está cómodo
- Interviene solo si hay conflicto físico o riesgo emocional
En la escuela o con otros adultos
- Habla con los docentes sobre cómo se maneja el tema de compartir en grupo
- Comparte tu mirada con otros adultos para que el acompañamiento sea coherente
- No permitas que otros adultos fuercen a tu hijo a compartir sin tu consentimiento
Actividades para trabajar el valor de compartir
Lectura de cuentos
Muchos libros infantiles abordan este tema de forma lúdica y empática. Leer juntos puede abrir espacios de conversación sin presión.
Sugerencia:
Después del cuento, pregunta: “¿Te ha pasado algo parecido alguna vez?”
Juegos cooperativos
Juegos donde no hay ganadores ni perdedores, sino metas comunes, favorecen el espíritu colaborativo y la empatía.
Ejemplo:
Armar un rompecabezas en familia, construir una torre entre todos, cocinar algo juntos.
Círculos de diálogo
Para niños mayores, se pueden organizar espacios donde cada uno pueda compartir cómo se sintió en cierta situación y escuchar al otro.
Conclusión: compartir no se impone, se aprende
Compartir no es una obligación inmediata, sino una habilidad que se desarrolla con tiempo, paciencia y respeto por los procesos individuales. Cada vez que acompañamos sin forzar, validamos las emociones del niño y le mostramos alternativas, estamos sembrando las bases de una generosidad auténtica y no impuesta.
En lugar de esperar que compartan por norma, acompañemos a nuestros hijos a comprender el valor de hacerlo desde el corazón. Así, cuando decidan compartir, será porque realmente quieren, no porque se sintieron obligados.