Cómo enseñar nociones de tiempo a los niños pequeños

Para los adultos, el tiempo está presente en casi todas las decisiones: horarios, fechas, plazos, rutinas. Pero para los niños pequeños, el tiempo es un concepto abstracto y difícil de comprender. No entienden por qué deben esperar cinco minutos, qué significa “mañana” o por qué el desayuno viene antes que el almuerzo. Sin embargo, la noción del tiempo es fundamental para desarrollar la autonomía, organizar el pensamiento y adaptarse al entorno.

En este artículo exploraremos cómo se desarrolla el concepto de tiempo en los primeros años de vida, qué estrategias podemos usar para enseñarlo de forma comprensible y respetuosa, y cómo acompañar el proceso sin generar ansiedad ni frustración.

¿Cómo perciben el tiempo los niños pequeños?

Durante los primeros años, el tiempo no se vive de manera lineal ni abstracta. Los niños pequeños experimentan el presente de forma intensa y concreta. Para ellos, lo que no está sucediendo ahora, simplemente “no existe”. No tienen aún la capacidad cognitiva para proyectar a futuro o recordar el pasado como lo hacemos los adultos.

Etapas del desarrollo del concepto de tiempo:

De 0 a 2 años:

  • El tiempo se vive a través de la repetición de rutinas
  • La anticipación es mínima
  • Las señales del entorno (luz, sonidos, hábitos) marcan los ritmos

De 2 a 4 años:

  • Comienzan a usar palabras como “ayer”, “mañana”, aunque sin comprenderlas del todo
  • Se desarrollan la memoria y la capacidad de anticipación
  • Las rutinas comienzan a brindar estructura temporal

De 4 a 6 años:

  • Empiezan a entender secuencias (primero-después)
  • Reconocen partes del día (mañana, tarde, noche)
  • Se inicia la comprensión de días de la semana y nociones de duración

¿Por qué es importante enseñar nociones de tiempo?

  • Favorece la organización mental y emocional
  • Permite desarrollar rutinas y hábitos saludables
  • Mejora la tolerancia a la espera y la frustración
  • Facilita el aprendizaje escolar (historia, matemáticas, planificación)
  • Ayuda a comprender mejor las consecuencias de sus acciones

Estrategias para enseñar tiempo a niños pequeños

1. Establecer rutinas claras

Las rutinas diarias son la mejor herramienta para que el niño empiece a organizar su día y entienda que hay un orden en los eventos.

Ejemplo:
“Primero desayunamos, luego nos vestimos, después vamos al parque.”

Consejo:
Repite la misma secuencia todos los días en momentos clave: mañana, almuerzo, siesta, baño, cena y hora de dormir.

2. Usar lenguaje temporal en el día a día

Incorpora palabras relacionadas con el tiempo en conversaciones cotidianas, aunque aún no las comprendan del todo.

Frases útiles:

  • “Mañana vamos a ver a la abuela.”
  • “Ayer jugamos con bloques.”
  • “Después del almuerzo, vamos al parque.”

Esto ayuda a familiarizar al niño con las estructuras temporales del lenguaje.

3. Introducir secuencias visuales

Los niños aprenden mejor con lo concreto. Las secuencias ilustradas (con dibujos o fotos) que muestran el orden de actividades ayudan mucho.

Ejemplo:
Un cartel con imágenes de: despertar → lavarse → vestirse → desayunar → ir al jardín.

4. Utilizar relojes visuales o temporizadores

Relojes con colores o temporizadores de arena permiten representar gráficamente el paso del tiempo.

Idea práctica:
Cuando digas “jugamos 10 minutos más”, usa un reloj visual que el niño pueda ver cómo se va acabando.

5. Jugar con conceptos de tiempo

A través del juego, el aprendizaje se vuelve natural. Algunas ideas:

  • Armar secuencias de actividades (“poner los pasos para hacer una torta”)
  • Juegos con tarjetas de “antes y después”
  • Simular el paso del día con dibujos del sol y la luna

6. Relacionar el tiempo con momentos afectivos

“Después de leer el cuento, nos abrazamos y dormimos” no solo organiza la rutina, sino que asocia el tiempo con seguridad emocional.

Los niños aprenden mejor cuando el aprendizaje está vinculado al afecto y a experiencias significativas.

7. Enseñar los días de la semana con actividades fijas

A partir de los 4 años, puedes comenzar a hablar de los días de la semana con referencia a eventos fijos.

Ejemplo:

  • “Los lunes vas al jardín.”
  • “Los sábados desayunamos panqueques.”
  • “El domingo vamos a visitar a los abuelos.”

Puedes usar un calendario visual infantil con colores, dibujos o imanes.

8. Practicar la espera con apoyo

Enseñar a esperar es parte de aprender sobre el tiempo. Pero no se trata de imponer largas esperas, sino de acompañarlas.

Estrategias útiles:

  • Contar hasta diez antes de cambiar de juego
  • Hacer un juego mientras esperan su turno
  • Cantar una canción que dure el tiempo de espera

Qué evitar al enseñar nociones de tiempo

  • Frases vagas o abstractas: “Es en un rato” o “espera un momento” no significan nada para un niño pequeño. Mejor usar referencias claras (“cuando terminemos de cenar”, “cuando suene el reloj”).
  • Exceso de explicaciones: Si no comprenden aún los minutos u horas, explicarlo con números complejos puede generar más confusión que claridad.
  • Falta de coherencia: Si hoy permites algo en un horario y mañana no, el niño no logra organizar internamente una lógica de tiempo.
  • Pérdida de paciencia: Aprender sobre el tiempo lleva tiempo. Acompaña con calma.

¿Cuándo preocuparse?

Si después de los 6 años el niño:

  • Tiene gran dificultad para recordar rutinas básicas
  • No reconoce el paso de los días o las partes del día
  • No anticipa eventos aunque se le repitan muchas veces
  • No logra esperar ni períodos breves de tiempo

Puede ser útil consultar con un especialista en desarrollo infantil o psicopedagogía para acompañar de forma más personalizada.

Conclusión: enseñar el tiempo es enseñar a habitarlo

El tiempo es una construcción compleja que los niños van comprendiendo poco a poco. No se trata de forzar el aprendizaje, sino de acompañar con recursos, ejemplos, palabras y presencia.

Enseñar sobre el tiempo no es solo una habilidad cognitiva, es también una forma de dar estructura, previsibilidad y seguridad. Ayuda a los niños a entender su lugar en el día, a anticipar lo que viene y a sentirse protagonistas de su rutina.

Y en ese proceso, también aprendemos nosotros a bajar el ritmo, a mirar sus tiempos, a dar lugar al ahora. Porque mientras enseñamos sobre minutos y horas, recordamos lo más importante: el tiempo compartido es el que deja huellas para siempre.

Deja un comentario